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Mensajes de Nuestra Señora Reina de la Paz en Medjugorje de por Mes julio

Queridos hijos, de nuevo les pido maternalmente, que se detengan por un momento y reflexionen sobre ustedes mismos y la transitoriedad de su vida terrenal. Por lo tanto, reflexionen sobre la eternidad y la bienaventuranza eterna. Ustedes, ¿qué desean, por cual camino quieren andar? El amor del Padre me envía a ser mediadora para ustedes, para que con amor materno les muestre el camino que conduce a la pureza del alma, del alma no apesadumbrada por el pecado, del alma que conocerá la eternidad. Pido que la luz del amor de mi Hijo los ilumine, que venzan las debilidades y salgan de la miseria. Ustedes son mis hijos y yo los quiero a todos por el camino de la salvación. Por lo tanto, hijos míos, reúnase en torno a mí, para que les ayude a conocer el amor de mi Hijo y, de esta manera, abrirles la puerta de la bienaventuranza eterna. Oren como yo por sus pastores. Nuevamente les advierto: no los juzguen, porque mi Hijo los ha elegido. ¡Les agradezco!
¡Queridos hijos! Que este tiempo sea para ustedes tiempo de oración y de silencio. Hagan descansar su cuerpo y su espíritu, que permanezcan en el amor de Dios. Permítanme hijitos que los conduzca, abran sus corazones al Espíritu Santo para que todo el bien que hay en ustedes, florezca y produzca frutos al céntuplo. Comiencen y finalicen el día con la oración con el corazón. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!
Queridos hijos: a causa de vuestra unión con mi Hijo os invito a dar un paso difícil y doloroso: Os invito al reconocimiento completo y confesión de los pecados, a la purificación. Un corazón impuro no puede permanecer en mi Hijo y con mi Hijo. Un corazón impuro no puede dar fruto de amor y de unidad. Un corazón impuro no puede cumplir con las cosas rectas y correctas, no es ejemplo de la belleza del Amor de Dios frente aquellos que están alrededor suyo y que no lo han conocido. Vosotros hijos míos, reuníos en torno a mí llenos de entusiasmo, de deseos y de expectativas, sin embargo Yo oro al Buen Padre, para que por medio del Espíritu Santo de mi Hijo, ponga la fe en vuestros corazones purificados. Hijos míos, escuchadme, encaminaos conmigo.
Mirjana después de la aparición comentó: “Mientras la Virgen se marchaba, mostró la tiniebla a su lado izquierdo y a su derecho una cruz en una luz dorada”. Mirjana sostuvo además: “la Virgen quiso mostrar la diferencia entre un corazón purificado y el no purificado”
¡Queridos hijos! Los invito nuevamente a seguirme con alegría. Deseo guiarlos a todos a mi Hijo y a vuestro Salvador. No están conscientes de que sin El no tienen alegría, ni paz, ni futuro, ni vida eterna. Por eso, hijitos, aprovechen este tiempo de oración y abandono gozosos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!
Queridos hijos, mi llamada maternal, que hoy os dirijo, es una llamada a la verdad y a la vida. Mi Hijo, que es la Vida, os ama y os conoce en verdad. Para conoceros y amaros vosotros mismos debéis conocer a mi Hijo, mientras que para conocer y amar a los otros debéis ver a mi Hijo en ellos. Por ello, hijos míos, orad, orad para que podáis comprender y abandonaros con espíritu libre y ser completamente transformados y de este modo tener ya en la tierra el Reino de los Cielos en vuestros corazones. ¡Gracias!
¡Queridos hijos! Que este tiempo sea para ustedes un tiempo de oración. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!
¡Queridos hijos! Yo los invito porque los necesito. Necesito corazones dispuestos al amor inconmensurable. Corazones que no estén apesadumbrados con lo vano. Corazones que estén dispuestos a amar como ha amado mi Hijo, que estén dispuestos a sacrificarse como se ha sacrificado mi Hijo. Los necesito. Para venir conmigo perdónense ustedes mismos, perdonen a los demás y póstrense ante mi Hijo. Adoren por los que no lo han conocido, que no lo aman. Por eso los necesito, por eso los llamo. Les doy las gracias.
¡Queridos hijos! En este tiempo, en que piensan en el descanso del cuerpo, yo los llamo a la conversión. Oren y trabajen de modo que su corazón anhele a Dios Creador, quien es el verdadero descanso de su alma y de su cuerpo. Que El les muestre su rostro y les done su paz. Yo estoy con ustedes e intercedo ante Dios por cada uno de ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!
¡Queridos hijos! Hoy, en el día del Patrono de su parroquia, los invito a imitar la vida de los santos. Que ellos sean ejemplo y estímulo para la vida de santidad. Que la oración sea como el aire que respiran, y no una carga. Hijitos, Dios les descubrirá su amor, y ustedes experimentarán el gozo de ser amados míos. Dios los bendecirá y les dará gracias en abundancia. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!
Queridos hijos, en el gran amor de Dios, hoy vengo a vosotros para conduciros por el camino de la humildad y de la mansedumbre. La pri- mera estación en este camino, queridos hijos , es la Confesión. Renunciad a vuestro orgullo y arrodillaos delante de mi Hijo. Comprended, hijos míos, que nada tenéis y nada podéis. La única cosa que poseéis es el pecado. Purificaos y aceptad la mansedum- bre y la humildad. Mi Hijo hubiera podido vencer por la fuerza pero ha escogido el camino de la mansedumbre, la humildad y el amor. Seguid a mi Hijo y entregadme vuestras manos para que juntos subamos por el monte y venzamos. ¡Os agradezco!
Al terminar Mirjana dijo: “La Virgen no se refería a un monte material o a una localidad, sino a un monte en sentido espiri- tual, simbólico, porque nuestro camino hacia el Señor es una subida”.