El 24.6.1981, alrededor de las 18 horas, seis jóvenes de la parroquia de Ivanka Ivankovic, Mirjana Dragicevic, Vicka Ivankovic, Ivan Dragicevic, Ivan Ivankovic y Milka Pavlovic, vieron en el monte Crnica, en un lugar llamado Podbrdo, una figura blanca con un niño en los brazos. Sorprendidos y asustados, no se le acercaron.
Su Eminencia, el Cardenal Dr. Franjo Kuharić, arzobispo de Zagreb
(Glas Koncila, 15 agosto 1993)
En Medjugorje día tras día se reune la Iglesia de los peregrinos: una, santa, católica y apostólica que une a pueblos e idiomas diversos para celebrar el misterio de la salvación en el Espíritu Santo. La celebración del misterio de la salvación está al centro de todos las reuniones. María, Madre del Señor, elemento unificador de esta celebración y presente como una madre premurosa y una educadora experta. Ella los exhorta y les agradece tiernamente (Queridos hijos, hijitos ... ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!) pero al mismo tiempo también exigente: oren, ayunen, creen y difundan la paz, celebren la Misa, vivan el Evangelio ... No están solos. Todo lo pueden en Aquel que los saca de las tinieblas para llevarlos a Su esplendida luz. Ella, Madre de la Luz, nos ofrece a Su Hijo, Sol de justicia, Luz que ilumina a cada hombre y le consiente de llegar a ser luz del mundo.